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Dijimos hasta el fin del mundo y aquí estamos ahora, al borde del precipicio y solo tenemos dos opciones, saltar o retroceder. Eliminemos la segunda opción, ya que en su día juramos que no volveríamos a lo antes pisado, así que ya solo queda saltar, pero nos tiemblan las piernas. Es eso que dicen de que tu cerebro dice " para" pero tu corazón dice que puedes volar.